Hoy, 27 de enero, se conmemora la liberación del campo de exterminio de Auschwitz donde murieron más de un millón cien mil personas. Como todos los años en las clases de Filosofía hemos recordado al alumnado a dónde conduce el odio, la xenofobia y la intolerancia.
«Hay que desconfiar de quien trata de convencernos con argumentos distintos a la razón, es decir, de los jefes carismáticos: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad. Puesto que es difícil distinguir los profetas verdaderos de los falsos, es mejor sospechar de todo profeta; es mejor renunciar a la verdad revelada, por mucho que exalten sus simplicidad y esplendor aunque las hallemos cómodas porque se adquieren gratis. Es mejor conformarse con otras verdades más modestas y menos entusiastas, las que se conquistan con mucho trabajo, poco a poco y sin atajos por el estudio, la discusión y el razonamiento, verdades que pueden ser demostradas y verificadas».
